23 ene 2011

Picasso: el artista comprometido

Ilustración | Mikel Jaso
Fuente | Público

Se mostraba muy duro el pasado jueves en Público el profesor Vicenç Navarro (cargado de razón) con un artículo del crítico John Richardson publicado en The New York Review of Books -la revista intelectual más prestigiosa de EEUU- sobre Picasso y su compromiso político, a raíz de la exposición de las pinturas del pintor malagueño sobre el tema 'Libertad y Paz' -que se está exponiendo en Viena y se presentará después en Copenhague-, y denunciaba el "objetivo del 'establishment' artístico de EEUU (que es profundamente conservador)" de "despolitizar el arte, marginando o desdeñando el arte comprometido en el proyecto de cambio de la sociedad". Así desmontaba el experto en Ciencias Políticas las tesis del historiador del arte británico:

"En este objetivo de despolitizar el arte, se enfatiza la vivencia existencial del artista sin ninguna reflexión sobre el contexto político que la configura. Ello explica que John Richardson llegue a atribuir las variaciones en el arte de Picasso, primordialmente, a los cambios de amantes y la influencia que estas tuvieron -según Richardson- en el pintor. Es cierto que cita que Picasso fue miembro del Partido Comunista desde el año 1944 y que nunca dejó de serlo, pero trivializa este hecho como si fuera una mera anécdota sin importancia. En realidad, dice que los vaivenes políticos de Picasso (le atribuye erróneamente ser monárquico antes de la Guerra Civil) eran tan constantes como los cambios de amantes.

Picasso, en realidad, fue un artista profundamente comprometido con la causa republicana en España. Su compromiso fue constante, durante y después de la Guerra Civil y colaboró con las fuerzas antifascistas que lucharon por el restablecimiento de la democracia en España. La biografía enormemente insuficiente y sesgada que ha preparado El Prado reconoce tímidamente este compromiso del pintor, definiéndolo erróneamente como un liberal. Picasso nunca fue un liberal, por mucho que ahora esta definición esté de moda. En realidad, el Partido Liberal fue un partido que apoyó el golpe militar.

Durante la Guerra Civil, Picasso se puso a disposición del Gobierno republicano. Nombrado en su ausencia (dos meses después de que se iniciara la sublevación militar) director de El Prado, le afectó profundamente que la Legión Cóndor, la aviación nazi alemana, pudiera bombardear ese museo, lo cual determinó que se desplazaran gran número de cuadros a Valencia y más tarde a Ginebra. Picasso contribuyó con cantidades significativas aportadas de su bolsillo para pagar el coste del transporte (75 camiones), una de las medidas más exitosas de transporte de obras de arte durante la guerra. Sólo dos cuadros fueron dañados: uno de ellos de Goya. Algunos de los guardas de los camiones fueron detenidos por los franceses y entregados a los nazis, quienes les llevaron a Mauthausen.

Durante la dictadura, Picasso ayudó activamente a la resistencia antifascista. El grado de ignorancia de John Richardson sobre este hecho es enorme. Por ejemplo, llega a indicar que Picasso estuvo en contacto con círculos próximos al dictador, citando sus contactos con el torero Dominguín, al que asume cercano a los círculos fascistas. En realidad, Dominguín colaboró con la resistencia antifascista siendo un hombre de ideas antifascistas.

Una última nota. Picasso ha sido uno de los pintores que más coherencia han mostrado en su vida. [...] desde el principio hasta el final mostró su horror por la guerra, por el nazismo y por el fascismo, y por todos sus semejantes que todavía persisten. Y ahí quedan su 'Guernica', 'La violación de las Sabinas', 'Masacre en Corea' y muchos otros cuadros, piezas que continúan siendo relevantes [...].

Querer presentar a Picasso como apolítico y carente de compromiso es una mezquindad y una ofensa a su memoria y a la de miles y miles de artistas que defendieron los valores de la justicia pagando un enorme coste por ello. Para Picasso, tal coste fue -como para cualquier exiliado- no vivir en el país al cual dedicó parte de su vida: España. Hay un deber pendiente de España y de El Prado hacia Picasso. Debería hacerse una exposición de las pinturas del artista que mostraran su amor a su país y su compromiso con la democracia en España".

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