Interviú | 14 de febrero de 2011
Fuente | Interviú
Si el mundo en que (mal)vivimos incluyera un mínimo de lógica en su funcionamiento interno, alguna(s) de la(s) doce 'venganzas de la razón' propuestas por Cristian Campos y divulgadas por Arcadi Espada tendrían cabida en él:
"1. Denegar cobertura sanitaria 'occidental y alopática' a todos los que defienden, practican o comercian con la homeopatía y las medicinas alternativas. Y también a los que se niegan a vacunar a sus hijos. Qué menos que un mínimo de coherencia intelectual. Con un poco de suerte, en apenas unas generaciones hemos erradicado el gen de la credulidad. ¡Hay tantas enfermedades interesantes que pueden fulminarte mucho antes de que llegues a la madurez sexual y tengas la oportunidad de transmitir ese absurdo gen!
2. Ahora que está de moda concienciar a los usuarios de la sanidad pública informándoles del coste de sus medicamentos, obligar en contrapartida a las administraciones a informar a todos los ciudadanos de la cantidad que se les arrebata mensualmente vía impuestos directos e indirectos. Y al final del año fiscal, un resumen desglosado de la magnitud global del latrocinio. Quizá cuando lo vean por escrito, algunos socialistas se vuelven partidarios del mucho menos sangrante diezmo medieval.
3. Detraer a todos los políticos partidarios de la limitación de los horarios comerciales un porcentaje de su sueldo idéntico al de las horas que los ciudadanos deben permanecer forzosamente sin trabajar. Es decir, un 60% aproximadamente. A los partidarios de que los comerciantes no puedan pintar sus persianas o colocar rótulos en la fachada de sus negocios o vender libremente los productos que deseen en vez de los que determina el funcionario de turno (una peculiaridad del estalinismo municipal y autonómico catalán), un billete de avión para la planificadísima Corea del Norte. Sólo ida.
4. Condenar a todas las mujeres que interpongan denuncias falsas a una pena igual, en su tramo superior, a la del delito denunciado. Y acabamos de una vez con las dudas sobre la falsedad o la realidad del mito. ¿Y por qué sólo a las mujeres? Porque al igual que ocurre en el caso del delito de maltrato, la denuncia falsa interpuesta por una mujer no puede considerarse el mismo delito que la denuncia falsa interpuesta por un hombre: ella se está aprovechando fraudulentamente de una posición de fuerza (santificada por la ley) de la que no disfruta el hombre, por lo que su delito es objetivamente más lesivo.
5. Obligar a los arquitectos del Patronato Municipal de la Vivienda del Ayuntamiento de Barcelona [sustitúyase Barcelona por la ciudad que convenga a cada cual] a vivir, no ya 'en', sino 'cerca' de uno de sus repugnantes engendros de protección oficial. Con el objetivo evidente de que, al igual que el resto de los vecinos del barrio, también ellos puedan disfrutar a diario de los innumerables placeres estéticos de la escuela arquitectónica comunista albanesa en su versión barcelonesa.
6. Obligar a los perceptores de cualquier tipo de ayuda, prestación o subvención pública a devolverla. En cómodos plazos, sin intereses y cuando su situación financiera lo permita, pero que lo devuelvan. Con la excepción evidente de las prestaciones que, de acuerdo al sentido común, no pueden ser devueltas por el receptor (invalidez, minusvalías y jubilaciones). Porque el dinero público sí es de alguien: de aquel que ha trabajado para ganárselo.
7. Dejémonos de exquisiteces y reescribamos el artículo 1 de la Constitución tal que así: 'España se constituye en un Estado social y oclocrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la chupada de huevos, el despotismo funcionarial y el berlusconismo'.
8. Darle a la ministra Pajín una responsabilidad acorde a su capacidad real en el mercado libre para que se distraiga y deje de derramar su creatividad sobre la jeta de sus indefensos rehenes.
9. Obligar por ley a disolver el Parlamento y a convocar elecciones generales cada vez que el país supere determinadas líneas rojas: por ejemplo, la tasa de paro media europea (alrededor de un 10%; España supera el 20%) o la tasa media comunitaria de abandono escolar (alrededor de un 15%; España se sitúa aproximadamente en el 30%).
10. Obligar a todos los funcionarios españoles a aprenderse de memoria el libro Cómo escribir claro de Jordi Pérez Colomé. Y una vez que hayan aprendido a escribir claro, lograr que piensen claro adaptando y aplicando los diez principios del libro a la acción de gobierno. Por ejemplo: 'El ciudadano manda' o 'Si una ley parece innecesaria, seguro que lo es'.
11. Socializar todo lo socializable. ¿Por qué quedarse en el reparto igualitario de los frutos financieros del talento y la capacidad de trabajo? ¿Por qué no socializar también el fruto de otro tipo de características personales igual de innatas, intransferibles y caprichosas, como la belleza física o el gracejo? ¡Enmendémosle la plana a la genética! ¡Que los españoles más salerosos y bellos entre los bellos empiecen a transferir un porcentaje de sus novias a los tipejos más horrendos y desagradables de su comunidad de vecinos!
12. En el tema del aborto, o todos moros o todos cristianos. La propuesta: obligar a las mujeres a llevar adelante el embarazo no deseado si el padre accede a hacerse cargo del niño a partir de su nacimiento, a cambio de desligar a la madre de toda responsabilidad personal o financiera respecto a su hijo. Porque la horrible alternativa a esto es pensar que, oh virgen santa, hay mujeres que prefieren abortar antes que dejar que el padre se haga cargo del niño en solitario. En sentido contrario, permitir al padre desligarse de todo tipo de responsabilidad personal o financiera respecto al niño si la madre decide llevar adelante el embarazo en contra de su voluntad".
No hay comentarios:
Publicar un comentario