Fuente | The Guardian
La noticia la comenzaba a contar el lunes Íñigo Sáenz de Ugarte en su blog, atinadamente llamado 'Guerra eterna': "Al Jazeera ha comenzado a publicar en la noche del domingo 1.600 documentos de la Autoridad Palestina sobre las negociaciones con Israel desde 1999. Demuestran que el llamado proceso de paz es inexistente desde hace muchos años. Las propuestas palestinas -algunas muy arriesgadas- reciben el rechazo o la indiferencia de sus interlocutores. No hay negociación real. Existe la tentación de llegar a la conclusión de que la Autoridad Palestina ofrece todo a cambio de nada. Ese es el punto de vista que aparece con bastante claridad en la descripción que hacen los periodistas de Al Jazeera. Sin embargo, algunas de esas ideas han estado sobre la mesa de una forma u otra casi desde los años 90. No caeré en la tontería de decir que los documentos no aportan nada nuevo. Eso no es cierto. Van a provocar un terremoto en Oriente Próximo, deslegitimar a la Autoridad Palestina a ojos de sus ciudadanos, fortalecer a Hamás y hacer que los gobiernos árabes se lancen contra el Gobierno de Mahmud Abás".
Continuaba al día siguiente Lluís Bassets en El País: "No hace falta gastar más tiempo ni esfuerzos. No hay posibilidad alguna de que el Gobierno de Israel y la Autoridad Palestina alcancen acuerdo alguno. La distancia entre ambas posiciones es tan grande que es inútil pretender que se pueda resolver con negociaciones. La publicación de los documentos hasta ahora secretos sobre las conversaciones de paz por parte de Al Jazeera y The Guardian revelan dos cosas, ambas dramáticas: la debilidad de la Autoridad Palestina, dispuesta a entregar mucho más de lo que jamás se había pensado, y la imperturbable fortaleza de los gobernantes israelíes, decididos a no entregar nada. La AP estaba dispuesta en 2008 a ceder todo Jerusalén Este, excepto una colonia, Har Homa; pero el gobierno israelí rechazó cualquier conversación que versara sobre la que consideran la capital eterna e innegociable de Israel. Los responsables israelíes no quieren de ningún modo que los palestinos tengan un Estado sobre las fronteras de 1967 y no les interesaba la paz sino únicamente tenerles atados a unas conversaciones que no llevaban a ninguna parte. Esta es la conclusión, no por temida menos dolorosa, que hay que sacar de 17 años de esfuerzos y negociaciones. Habrá muchos a quienes no les sorprenderá el contenido de los documentos, como sucedió con los de Wikileaks, pero la realidad es que las evidencias aportadas por esta montaña de 1.600 documentos entierran definitivamente el proceso de paz".
El miércoles, Robert Fisk iba más allá en The Independent: "Los Papeles Palestinos, para empezar, muestran con claridad que los representantes del pueblo palestino estaban dispuestos a destruir cualquier esperanza de los refugiados para retornar a su hogar. Significa una afrenta para los palestinos enterarse de qué manera sus representantes les dieron la espalda. A la luz de los Papeles Palestinos, no hay manera de que este pueblo pueda creer en sus propios derechos. Han visto en film y en papel que no regresarán. Pero a través del mundo árabe -y esto no significa el mundo musulmán- hay ahora una comprensión de la verdad que no había antes. No es posible para la gente del mundo árabe el engaño interno. Las mentiras han terminado. Las palabras de los líderes -que son, desafortunadamente, nuestras palabras- han caducado. Somos nosotros los que los hemos llevado a este desenlace. Somos nosotros los que les hemos contado estas mentiras. No podemos repetirlas más".
"Nosotros", dice Fisk. Y dice bien. La culpa es de todos los que contribuimos a la prórroga de (falsas) esperanzas que esconden una utopía.
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