Fuente | Carlos Latuff
Impresiona la (ventajista) lectura del artículo publicado por Andrew Swift en Foreign Policy hace ahora un año, tras el terremoto de Haití, advirtiendo de los riesgos similares que corrían otras cinco zonas del planeta Tierra. Asusta leer hoy su (fatalmente) realista predicción sobre lo acontecido en Japón:
"Falla: Línea Tectónica Media, Línea Tectónica Itoigawa-Shizuoka, Línea Tectónica Tanakura
Último gran terremoto: El gran terremoto de Hanshin-Awaji, 1995
Motivos para preocuparse: Japón es un punto sísmico mejor conocido debido a sucesos catastróficos como el gran terremoto de Hanshin-Awaji de 1995, que dejó 6.400 muertos. Afortunadamente, la experiencia de este país asiático con los terremotos le ha llevado a hacer significativas inversiones en preparación e infraestructura resistente a los seísmos, pero esto no debería conducir a una falsa sensación de seguridad.
Japón continúa en situación de riesgo a causa de la extrema densidad de población de sus ciudades -los estudios muestran que si un gran seísmo golpeara directamente megaciudades como Tokio o Kyoto las víctimas podrían superar la cifra de 60.000. El gran terremoto de Kanto en 1923 mató a más de 100.000 personas. Además la actividad sísmica en las proximidades de la costa nipona deja el país vulnerable a los tsunamis. La fuerte dependencia de Japón de la energía nuclear es otro motivo de preocupación, especialmente después de que un terremoto causara en 2007 una peligrosa fuga en una planta de Kashiwazaki".
Publicado en febrero de 2010, el texto advertía igualmente a Estados Unidos, Turquía, Australia y Nepal. Si yo fuera dirigente en alguno de esos países me pondría manos a la obra.
Fuente | Totally Cool Pix
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